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La actitud fronteriza es intrinseca al cambio

23.06.2009

Blogs, Desde la Frontera

Como decía en el primer post, en una época de crisis, que yo creo profunda las oportunidades hay que buscarlas en la frontera, lugar de encuentro pero también de riesgo, aprendizaje y cambio. La actitud fronteriza es intrínseca al cambio y en estos momentos, en mi opinión, no existe alternativa a ello.

Sin embargo, antes de actuar, la Dirección debe estar dispuesta a asumir riesgos y previamente realizar un plan de choque para estabilizar la situación a tres niveles: equilibrio financiero, comunicación con clientes y establecer clima de confianza y estabilidad con los trabajadores.

Sin duda, el CAMBIO es la gran oportunidad a explotar para salir de la crisis, lamentablemente no es la opción preferida. Primero porque al igual que esta ocurriendo con la innovación, su uso pero sobre todo su mal uso por parte de las organizaciones (resistencias al cambio) está degradando su importancia y oportunidad. Segundo, asumirlo es lo más importante, pero mucho más importante es su IMPLANTACIÓN y eso va unido al ejercicio de una Gerencia más próxima y conectada a los equipos de trabajo, hasta el punto de que la comunicación debe pasar a formar parte fundamental de la estrategia.

Por lo tanto, mi consejo es apostar decidida y emocionalmente por el cambio al mismo tiempo que se desarrolla un plan de choque estabilizador a corto plazo.
El problema para mi es que desde esta tribuna no puedo aportar mucho más al mensaje, pues la clave esta en la práctica e implantación. El cambio debe ir unido a la Acción

En los próximos post hablaré de algunas claves que personalmente me han resultado exitosas, para vincular lo social con la necesidad y obligación de mejorar la eficacia en la gestión, antes quiero resaltar la estrecha relación entre el CAMBIO y el APRENDIZAJE

Aprender es cambiar de conducta para ser más eficaces y eficientes y mejorar nuestras competencias. Lo más importante de la IMPLANTACIÓN del cambio es el PROCESO, es decir la dinámica que se establece para facilitar el desarrollo de nuevas actitudes y comportamientos en las organizaciones y los trabajadores que las integran, de modo que el cambio sea el resultado del aprendizaje y no es posible “vender” el aprendizaje y la formación para cambiar.

En efecto, una diferencia muy importante pues se trata de desarrollar la predisposición a cambiar, de interiorizarla y no de considerarla como un conocimiento que se tiene que aprender. Yo diría que hay que asumir que la regla es el cambio, pues la sociedad, como las organizaciones crecen y se desarrollan igual que las personas y por lo tanto, lo natural es cambiar.

Sin embargo, el comportamiento organizacional de las empresas y organizaciones no se corresponde con esa realidad incluso en un entorno de cambios acelerados como el actual, donde es evidente que tenemos que cambiar.

Por doquier vemos organizaciones estancadas y personas eternizadas en puestos de dirección, en un momento que se requiere una Gerencia innovadora (no confundir con agresiva, especuladora, de corto plazo) y por lo tanto ejercer un liderazgo transformador, que es difícil impulsar desde la perspectiva de la continuidad.

En definitiva, la oportunidad del cambio está en el proceso que se pone en marcha, de ahí que es falso el dilema entre ¿CAMBIO? o ¿CONTINUIDAD? y es de absoluta vigencia lo que dijo el poeta “caminante no hay camino se hace camino al andar”.

Para cambiar, ¿por qué apostáis? ¿por el modelo turista o el modelo viajero?, espero vuestra respuesta para sacaros de dudas.

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